¡Oh, creyentes! Sed responsablemente equitativos cuando deis testimonio por Dios, aunque sea en contra de vosotros mismos, de vuestros padres o parientes cercanos, no importa si [el acusado es] rico o pobre: Dios está por encima de ellos. Que los sentimientos no os hagan ser injustos. Si dais falso testimonio o rechazáis prestar testimonio [ocultando la verdad], sabed que Dios está bien informado de cuanto hacéis.